Por Culpa De La Hipoteca

Soy una joven mujer casada que jamás pensó en llegar a lo que llegue por no perder mi casa al no pagar su hipoteca

Soy una Secretaría de 30 años, trabajo en una fábrica textil desde hace seis meses como asistente del departamento de compras, no soy una mujer voluminosa aunque si soy de pechos grandes, son Blanca de mirada sexy y muy carismática con los demás..creo que mi mayor atractivo físico son mis pechos, estoy casada desde hace cuatro años, mi esposo es un buen hombre trabajador y muy dedicado a su hogar, actualmente se encuentra sin empleo lo que nos ha obligado a vivir únicamente con mis ingresos que no son suficientes para cubrir las deudas y el consumo de la casa, por esta razón caímos en Mora con la hipoteca ya con cuatro meses de atrazo y la institución bancaria nos está hostigando y amenazando con rematar nuestra casa para poder sanear la deuda, hecho el cual me trae muy distraída y preocupada, ..estando una mañana en mi oficina preparándole la correspondencia a uno de los conserjes de la empresa recibí una llamada de cobro del Banco lo cual me dejó muy preocupada y no lo pude disimular por lo que Don Carlos (el conserje), me pregunto que me ocurría a lo cual yo aproveché a contárselo para poder desahogarme un poco..el me pregunto que con que cantidad ponía mi cuenta al día y le dije que era una suma bastante fuerte y que por eso se me hacía imposible poder cumplir con el pago...

Don Carlos un señor de unos 50 años de edad era pequeño de estatura quizá de 1.68 de estatura, de piel Blanca rostro arrugado y de un porte un poco descuidado..nada atractivo para el gusto de una mujer...pero su fama era que poseía una buena capacidad económica debido a que se dedicaba a prestar dinero a altos intereses..me dijo que el estaba dispuesto a sacarme de ese apuro a lo cual yo le dije que le agradecía mucho pero que no lo aceptaría debido a que no tendría la capacidad para poder pagárselo, a lo que el me respondió que ese no era problema ya que lo único que el pedía era que yo saliera un par de veces con el lo cual lo tomé con una torpe inocencia..al llegar a casa se lo comenté a mi esposo tal y cual sel había dado la plática con Don Carlos el prestamista. 


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